A menudo, tras un diagnóstico de cualquier tipo de demencia o deterioro cognitivo se recomienda, tanto a los pacientes como a sus cuidadores, realizar estimulación cognitiva con la finalidad de retrasar el deterioro en la memoria y el pensamiento, así como mejorar el funcionamiento cognitivo de las capacidades cognitivas, funciones ejecutivas y habilidades que se conservan todavía.
Dicha estimulación cognitiva tiene numerosos beneficios que la hace relevante para la mejora de cualquier tipo de deterioro, como: cambios en la plasticidad cerebral (conocida como la capacidad del sistema nervioso para modificar su estructura y funcionamiento como reacción y adaptación a la diversidad del entorno), ralentizar el proceso de deterioro, aumentar la autonomía personal y autoestima, evitar la desconexión con el entorno, evitar el estrés, y mejorar la calidad de vida de pacientes y sus familiares-cuidadores.
Hoy en día existe una gran variedad de actividades de estimulación cognitiva con las que mejorar sus capacidades cognitivas, las cuales se pueden integrar en el día a día siendo una buena alternativa para pasar un tiempo de ocio desarrollando la flexibilidad y velocidad mental.
Algunas tareas que se pueden desarrollar para fomentar esta estimulación cognitiva pueden ser actividades que impliquen, el lenguaje (lectura, escritura y expresión oral), cálculo númerico, atención visual y auditiva (reconocimiento de sonidos, búsqueda de imágenes…), comprensión auditiva,visual y verbal, concentración, razonamiento, memoria, orientación espacial y temporal, velocidad de procesamiento, gnosias (reconocimiento de información aprendida previamente a través de los sentidos), actividades prácticas (manualidades, jardineria…), psicomotricidad fina y gruesa, y sobre todo, las emociones.
“Mientras unos intentan olvidar otros luchan por recordar.”
